Probablemente la serie más gamberra de la televisión. Esta
es la premisa con la que la serie dio sus primeras zancadas y probablemente
haya conseguido serlo. Después de tres fantásticas temporadas, Spike decidió
cancelarla y dejar de emitir series de producción propia. Y, aunque probaron
suerte, la serie no encontró su sitio en otra cadena. Por lo que los chicos del
BMS se quedaron sin beca.
La movida es que los tres protagonistas llegan a la
universidad y entran en el equipo de fútbol (americano). A partir de aquí
todo serán fiestas, alcohol, sexo, drogas y las aventuras universitarias de
cada uno de ellos.
Craig es el típico jugador franquicia que vive comprometido
con el fútbol. Tiene una novia con la que lleva años y aun no han practicado
sexo. Él se muere de ganas y ella es la típica estrecha y controladora. Al parecer, la
única del campus.
Alex Moran, por su
parte, es un vividor nato. Lo que más le importa es la fiesta, los amigos y
escaquearse de todo lo que pueda. Lo que menos; el equipo y la universidad.
Orgulloso de ser suplente, siempre va con una cerveza en la mano.
Samy Cacciatore es el contrapunto de los otros dos. Un pringao
de lo más graciosete que no hace más que ver como les llueven las chicas a los
demás y se las tendrá que ingeniar para llegar a segunda
base con alguna de ellas. Ya que no tiene físico de
futbolista, acaba convirtiéndose en la mascota del equipo.
Los tres nos darán momentazos como el de la galleta en el
culo y más que no voy a contar. Pero mención especial para Thad Castle. El capitán del equipo de fútbol es el tío más cachas y a la vez absurdo del
planeta. Risas aseguradas.
La serie no es ninguna proeza ni en lo técnico ni en guion,
ni mucho menos en la historia que nos cuenta. De hecho está plagada de tópicos y personajes exagerados, pero si se dice que es la American Pie de la tele es
por su humor sin tabúes las situaciones absurdas en las que se ven metidos los protagonistas y, por supuesto, montones de chicas de buen ver y mogollón de
testosterona. En fin, el sueño de todo universitario.
La serie no te la puedes tomar en serio, no te deja, y no
tiene más pretensiones. Pero es divertida, realmente divertida. Los personajes
son, cuanto menos, entrañables a todo poder y lo mejor de todo es que pese a
ser una fantasmada total, te lo creerás y tu sueño será ir al Blue Moutain
State a liarla al máximo. Porque eso es lo que pretenden los creadores, superar
a cada capitulo el anterior. ¿Que más da la trama? ¿Qué más da lo que ocurra en
los partidos? ¿Y la universidad? Ni pisarla. Para eso ya tengo un pringao. Pero no nos molestará puesto que,
aunque no estamos acostumbrados, aquí todo es un pretexto para pasar un rato
entretenido.
Incluso en la 2ª temporada, nos sustituyen a Craig sin dar explicación alguna, seguramente porque era el único que
tenia trama y ya aburría eso de contar historias con fondo. En la tercera te
convierten a Moran en el capitán del equipo porque si, porque es el prota. O de
golpe en un capitulo te parodian a The Waling Dead.
Ahora que tantas
series buscan la excelencia, los giros de guion y sus tramas se rebuscan hasta
el infinito, Blue Mountain State supone un agradable soplo de aire fresco. Es
cierto que es una serie que divertirá más al publico masculino, porque puede
resultar sexista (todas son putones y los tíos los amos) o porque simplemente
somos más primitivos, pero no deja de ser recomendable para todo el mundo.
Nota: 10/10 8/10
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